Caperucita no vivió en el Pirineo



¿Dónde vivía Caperucita…?
¿…Vivía en el Pirineo?
No, en el Pirineo no. Seguro que no. Al menos, eso es lo que intenta contarnos Mª Pilar Benítez en su precioso libro de relatos titulado Caperucita no vivió en el Pirineo. Y lo explica así de deliciosamente en uno de ellos:

«―Lo siento, señora, pero entonces no puedo darle el cuento. La interesada, la señorita Caperucita, no quiere volver a vivir en más bosques con lobos disfrazados de abuela. Entienda que han sido demasiados años llevando la pobre la comida a casa de su abuela en el bosque por el camino más largo.
Aturdida, mi madre me estiró del brazo para salir inmediatamente de aquella tienda sin lógica, pero yo me agarré a una pata del mostrador, cual garrapata espantada…».

Aunque la niña, a pesar de su empeño, no consigue llevarse el cuento:

«Una estela de polvo, hojas sueltas, castillos hundidos, príncipes caídos y princesas desconsoladas serpenteó por el suelo hasta chocar con la risa complacida y burlona que salía bajo una caperuza roja. Supe entonces que el cuento había terminado y que Caperucita nunca viviría en el Pirineo.».

Y ahora me toca confesar que yo, a la hora de leer (y de escribir), prefiero la novela al libro de relatos. Ojo, he dicho “libro de relatos” y no “relatos”; porque los relatos agrupados en un libro me suelen producir cierta desazón… Cuando ya estoy tan ricamente sumergida en una historia, subyugada, transportada…, ¡zas!, esta se acaba y tengo que volver a zambullirme en otros mares, a encariñarme (o a aborrecer, o a sorprenderme) con otros personajes. Así que los libros de relatos los leo muy despacio, de relato en relato, a ratitos, cuando lo que a mí me gusta es devorar sin parar página tras página…, a no ser que una mano experta, de sabiduría sensible y ancestral como la de Mª Pilar, consiga engañarme y logre hacerme creer que todos esos relatos son capítulos de un libro, de un libro mágico que habla del Pirineo («d’os mons d’o cobalto») convirtiéndolo en espacio literario además de geográfico, donde el dolor, el desamor, la nostalgia y la soledad de una tierra abandonada se disfrazan de fábula y de prodigio para quedar prendidos a un corazón de mujer.

Son dieciséis hermosísimos relatos que, al final, he tenido que leer muy despacito para poder saborear mejor toda la poesía que impregna su prosa, sencilla e ingenua (con esa sencillez e ingenuidad tramposas propias de la maestría, que no de la torpeza), y todas las palabras recuperadas de una lengua que ya es olvido, pero que Mª Pilar Benítez perfuma con aroma de violetas, hojas de caxico, danzas de mariposas blancas, zapatos rojos y bragas y sujetadores multicolor ondeando en un tendedor de alambre.

Metáfora, mito, belleza y poesía. Pirineo. Mons d’o cobalto.
Dieciséis hermosísimos relatos entre los que no sabría cuál escoger. ¡Me han gustado tanto “Xelín I” y “Xelín II”!  Pero también las “Recetas de amor de una yaya”, “La luz que tersa la mirada”, “La hoja de caxico”, “Sin…”, “Los puentes del Ebro”, “Plandibón” o “Los amantes de Esterri d’Àneu”… Todos, todos.

No conozco personalmente a Mª Pilar, pero quisiera decirle dos cosas:
Una se refiere a la escritura. Para mí, escribir (como olvidan tan a menudo los hacedores de bestsellers y todos esos asépticos funcionarios de la literatura) es hacerle guiños a la imaginación del lector, a su inteligencia, a sus conocimientos, a sus sueños, emociones, anhelos… Hablarle bajito, casi en susurros, a su corazón. Pues bien, ella lo ha hecho.
La otra es que yo sí creo que Caperucita vivió (y vive) en el Pirineo.

Caperucita no vivió en el Pirineo. Mª Pilar Benítez Marco. Mira Editores. Col. "Sueños de tinta" nº 25. 164 páginas. PVP 14 €.


4 comentarios:

Andresa dijo...

Ummm, ¡gracias por la sugerencia Teresa! Lo pones tan bien que da ganas de acercarse a regalárselo una ya mismo. Mañana me doy el capricho.

Teresa Sopeña dijo...

Pues muchas gracias por tu comentario. A mí, el libro me ha encantado.
Un saludo,
Teresa

Violeta Tres dijo...

Teresa, gracias por tus palabras de magia, sensibilidad y afecto. Es cierto q no nos conocemos personalmente, pero sí a través de la palabra escrita. Que "Caperucita" nos presente en este año q tiene prisa por empezar.
M.ª Pilar

Teresa Sopeña dijo...

Que así sea.
Porque ya se ha producido el prodigio de conocernos gracias a la magia que poseen las palabras.
Un beso fuerte y un deseo de suerte.