Carletes mira el paquete con ojos ilusionados.
―¿Es un cuento? ¿Puedo
abrirlo?
―Claro. Es para ti. Lo han
escrito Roberto Malo y un amigo suyo que se llama Javier. Son los de Tanga
y La
madre del héroe…, ya sabes.
Carletes rasga el papel.
―¡Anda! Es muy bonito. Los
dibujos son muy “chulis”. ¿Cómo se titula?
―¿Pero no me has dicho que
ya sabes leer? Pues venga, demuéstramelo.
Carletes lee, vacilante:
―El prín-ci-pe que cru-zó a…
a… ―Se atasca un poco con la palabra, pero sigue―: a-llen-de losss maa-resss. ¿Qué
quiere decir aaa-llen-deee? ―bombardea enseguida con interés.
―Quiere decir “más allá”.
Que el príncipe tuvo que hacer un viaje muy largo, vaya, atravesando los mares
y todo.
―¡Ahhh! Es un libro de príncipes
y princesas… ¿Y de castillos? ¿Y de ogros? ¿Hay malos? ¿Y brujas y hadas?
A Carletes se le amontonan
las preguntas y le brillan los ojos llevado por la excitación. Se le nota que
tiene muchas ganas de descubrir el secreto que encierran las tapas azul intenso
del libro. A mí me hace gracia. A Carletes le encantan los cuentos, tiene muy
buena memoria y una gran imaginación. Yo creo que este niño nos va a salir
lector.
―Sí, sí ―le contesto―. Hay
una princesa y un rey, y castillos y ogros, y hadas. Es un cuento con muchos
cuentos dentro. ¿Lo leemos?
Y los dos nos sumergimos al
instante en una historia de “príncipes y princesas”, como dice Carletes, llena
de dibujos sugestivos y maravillosos (que dejan al niño con la boca abierta),
llena de personajes perversos, tontos y
divertidos, con un mago vidente (con pinta algo “friki”) que va a todas partes
seguido por un grupo de pelotas “coreadores” (como si fuera un predicador
televisivo) y muchas pruebas y dificultades para salvar el alma que el Malvado Hechicero
ha robado a la sufrida princesa del cuento..., a la que, al final, salva un
príncipe inexperto y un poco torpe, un anti-héroe, vamos, que no es otro que el
que habrá de cruzar “allende los mares”.
Todo eso contado con mucho
gracejo, con ese gracejo irreverente tan de Roberto, porque el hada dice «¡leñe!» y se cabrea con los apuros del
príncipe, y el guerrero insiste en que él no es un «soldao», sino un guerrero que va a matar al que haya «secuestrao» el alma de la princesa… y
así todo el rato, desafiando esa solemnidad ñoña y canónica, pelín cursi, de los cuentos
clásicos de hadas.
O sea, que los dos nos lo pasamos
pipa y disfrutamos un montón.
Yo le explico a Carletes que
los cuentos de Roberto Malo y Javier Mateos son tan bonitos y tan divertidos
porque antes de escribirlos los han probado y ensayado con su grupo de teatro
(que se llama Galeón) y ya saben si a los niños les van a gustar o no. Y empeño
mi palabra (palabrita de honor) de llevarle a la próxima actuación. ¡Avísame, Roberto!
Así de
bonitas lucen las ilustraciones del cuento, obra del zaragozano David Guirao
El
príncipe que cruzó allende los mares
Texto: Roberto Malo –
Fco. Javier Mateos
Ilustraciones: David
Guirao
Ediciones Nalvay. 88
páginas. PVP 12.95 €.
4 comentarios:
Mil gracias por tan original reseña, Teresa. Así da gusto.
Decirte que la próxima actuación de Galeón es este viernes por la tarde en la Biblioteca de Aragón (lo acabo de anunciar en mi blog, por cierto).
Y decirte también que ahora mismo me estoy acabando tu novela "El árbol que crece del revés" y me tiene totalmente fascinado. Eso es una inmersión en África, desde luego. Un trabajo deslumbrante y muy emotivo. Mi sincera enhorabuena.
Muchas gracias a ti, Roberto, tus libros nos hacen disfrutar muchísimo, y muchas gracias también por las cosas tan bonitas que dices sobre "El árbol..."
Un beso,
Teresa
Hola Teresa! Soy Fco. Javier Mateos. ¡Muchas gracias por esta reseña tan entrañable (y cálida)! Me ha encantado.
Me alegro mucho de que te haya gustado la reseña, Javier. Está claro que este príncipe tan torpón, tan buenazo y tan majete se merece tener suerte.
¡Besazos y enhorabuena!
Teresa
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