El que me llevaría a una isla desierta: Narraciones extraordinarias, de Edgar Allan Poe (aunque aquí hago trampa, porque mi edición de Alianza Editorial se compone de dos volúmenes; y añado: los lectores hispanos gozamos la suerte inmensa de contar con la magnífica traducción e introducción de Julio Cortázar… Son dos grandes en uno).
El libro eterno: El Principito, de Saint Exupéry.
Ahora, en mi taquilla del curro: El coleccionista de láminas (Mira, 2007) de J.L. Rodríguez García. Relatos breves que calman por completo mi sed de verdad y belleza en un entorno hostil (la vida, que no la Vida).
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