(A Paloma)
No hay nada más seguro que el azar, ni orden más perfecto que aquel que nace del caos, ni belleza más sublime que la surgida al albur, por el capricho del tiempo, por accidente… o indiferencia.
Esta madrugada ha helado y el cadáver de un gorrión que se ahogó ayer en el estanque ha quedado atrapado, prisionero tras la frágil cárcel de una lámina de cristal. Por la mañana un niño, camino de la escuela, ha lanzado una piedra al estanque porque sí —porque es un niño curioso y vigoroso y le gusta comprobar que todos sus actos conllevan un efecto, que él es el amo tirano de su diminuto país— y ha quebrado con estrépito el delicado cristal.
Un pájaro muerto tras el hielo partido en lajas, tierno musgo húmedo, pequeñas flores de hielo, gotas de agua… Belleza casual.
(Fotografía de Jane Fulton)
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