Salvemos al Tercer Mundo

—¡Oh, sí! Por favor, aquí, en este contenedor. Los medicamentos caducados en este contenedor. Sí, en este otro las gafas que ya no utilicen. ¡Ah! En este la ropa… Ya saben, sus viejos pantalones vaqueros, zapatillas deportivas, camisetas… ¡Claro! No importa que estén rotos… ¡Allá lo aprovechan todo! Sí, sí, los móviles en desuso también. Aquí, por favor. Por supuesto, señora… las muñecas y los juguetes en el contenedor de la izquierda, donde pone “NIÑOS”. No, no se preocupe porque a la Barbie le falte un ojo. Da igual. Ya les digo: lo aprovechan todo. ¿Y usted, caballero? ¿Qué nos trae usted?
El señor XX resopló. La eficiencia de la cooperante le hizo sentirse inseguro.
—Esto…Verá, yo traigo mi coche viejo…
—¿Su coooooche quéeeeee?
—Sí. Verá, es que ya no lo uso. Con esto de la crisis económica… y ahora, con los problemas en Libia… la gasolina se ha puesto carísima, ¿sabe?… Y como vivo en el centro y ya no lo uso y ustedes, los de las oeneges, dicen que ellos lo aprovechan todo, pues he pensado que… En fin... Yo solo pretendía ser solidario...
—¡Pero claro que sí! ¡Excelente idea, caballero! Allá, haga el favor, deposítelo en ese contenedor de allá…


          (En la imagen, escultura potencial nº 3, diseño de Adrien Royo)

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