Iris de cristal, diafragma, objetivo; mirada de máquina insensible sensible a la cualidad de la luz y a la curiosidad del ojo que la enfoca, a la búsqueda del instante fugaz que se hará eterno en el flotar de la realidad virtual de una pantalla líquida o en la presencia inanimada de la hoja de papel impresa… ¿De dónde salieron ellas, que posan ante la cámara? ¿Del corazón de la máquina o de la mirada del hombre?
(Fotografía de Alberto García-Alix)
(Fotografía de Isa Marcelli)
Cada imagen cuenta una historia que no está hecha de palabras, sino de luces y sombras, de líneas, de sugerencias, de momentos robados al tiempo.
Una imagen puede contar historias hermosas o aterradoras. La mirada del fotógrafo es, a veces, muy cruel. Como sucede en la excelente novela, que recomiendo, del escritor aragonés Antonio Cardiel. Se titula La crueldad del fotógrafo (Mira, 2009). Un hombre con la vida rota alquila un piso amueblado, dispuesto a comenzar de nuevo; y ahí, entre los enseres abandonados por el último inquilino, se descubre a sí mismo, cuando niño, capturado en una vieja fotografía: una instantánea de playa, un grupo de personas que sonríen felices a la orilla del mar, durante las vacaciones, rodeados de otros veraneantes...; gentes anónimas que, sin quererlo, también salen en esa fotografía.
2 comentarios:
Tiene buena pinta ...
Un saludo!
Gracias por tu comentario, Rosalía. Es una novela estupenda, ambientada en Zaragoza. A mí me encantó, aunque he de reconocer que lo más flojo es el final.
Teresa
Publicar un comentario