Una mosca en la Feria del Libro de Zaragoza


En esta edición de la Feria del Libro no me ha tocado firmar ejemplares ni ser figurante, conjurando nervios y tartamudeos, en la presentación de un último éxito editorial. Y a veces es estupendo ser invisible como una mosca y revolotear entre las casetas de las editoriales y las librerías con entera libertad y sin ninguna responsabilidad. Simplemente zumbar y hojear, por aquí y por allá, libros que aún huelen a nuevo y todavía encierran en sus páginas la promesa de un sueño, el acto mágico de hacernos volar a una dimensión lejana.
Este año ha olido a lluvia, a cierzo y a pepino en la plaza de Aragón y aledaños: ha sido una Feria pasada por agua, sin carpa y animada con altas dosis de indignación. Aun así, parece que la cosa no ha ido mal. Me alegro. Cuando veo que la gente merodea, hojea y curiosea, siempre temo que su gesto sea estéril, que al final compre poco o nada y que, si lo hace, no arriesgue y termine comprando y leyendo lo mismo que su vecino (eso en el supuesto ideal de que lea lo comprado). Pero parece que esta Feria nos ha pillado a todos un poco más concienciados.
Mis revoloteos de mosca zumbona me han conducido finalmente a casa, al puesto de Mira Editores, donde he tenido la grata sorpresa de encontrarme con mis obras apiladas en primera línea y de que hoy firmase ejemplares un grupo de escritores amigos, Óscar Bribián, David Jasso, Roberto Malo, Fermín Moreno y José María Tamparillas, que junto a Juan Ángel Edroso han publicado el volumen de relatos Nuevas Leyendas Aragonesas, al que espero hincarle el diente (perdón, libar sus jugos) muy pronto. En la caseta de Mira estaba, también, mi buena y querida samaritana, Berta Sariñena. Después, otra parada inevitable en la caseta de Librería Central, donde he hecho cosquillas con mis alas a Javier Lahoz, escritor y hombre de cine y uno de los rostros imprescindibles en el panorama libresco zaragozano.
Buen día.

La mosca (engordada de pura satisfacción) inspecciona con interés algunos de los libros expuestos en la caseta de Mira Editores

Una instantánea sorpresa en la que vemos a Fermín Moreno, Berta Sariñena, un cacho de Óscar Bribián y... a la mosca

En la fotografía, Roberto Malo y Teresa Sopeña (dos simpáticos escritores aragoneses que, sin duda, están llamados a cosechar grandes éxitos) con... la mosca

La mirada cargada de nostalgia de Javier Lahoz, rodeado de libros, con la compañía inevitable de... la mosca

4 comentarios:

roberto dijo...

Genial lo de la mosca. Y tiene un gusto exquisito...

Teresa Sopeña dijo...

¿A que sí? Solo hay que ver a quien se arrima... Un beso para todos, Roberto.

Oscar Bribian dijo...

Por aquí otro que se asoma a tu blog. Me lo apunto en favoritos. :-)

Teresa Sopeña dijo...

Gracias, Óscar, me pillas en Creta de vacaciones... Un paraíso.
¡Besitos!