Náufragos III (la misma historia de antes y de antes con otro final)

Jaume Torrella siempre quiso ser náufrago. Se hizo marino para poder ser náufrago y en sus viajes siempre buscaba, incansable, esa isla remota y perdida donde naufragar. Por fin la encontró, apenas un atolón de coral en los mares del sur, y, una vez encontrada, naufragó. Fue un naufragio feliz. Un destierro voluntario para poder vivir en la más absoluta soledad. Pescaba, meditaba, contemplaba el ir y venir de las olas lamiendo con dulzura la arena blanca de la playa, tomaba el sol y nadaba. Por las noches encendía una fogata y miraba las estrellas hasta quedar dormido. Así, un día tras otro, hasta que una mañana radiante una ola depositó a sus pies un objeto extraño. Una botella de cristal opaco que albergaba en su interior el mensaje de otro náufrago.

El mensaje era una carta que, cosa extraña, parecía estar dirigida precisamente a él:
A ti, decía, náufrago que has naufragado en el otro extremo de la misma isla que yo. Siempre quise ser náufraga y dediqué mi vida a buscar una isla donde naufragar. Al fin, encontré este pequeño atolón de coral perdido en lo más remoto de los mares del sur y decidí que esa sería mi isla. Naufragué y me sentí feliz. Aquí pesco, medito, contemplo el ir y venir de las olas lamiendo con dulzura la arena blanca de la playa, tomo el sol y nado. Por las noches enciendo una fogata y miro las estrellas hasta quedar dormida. He vivido así mucho tiempo, en paz y armonía, hasta que un día la brisa nocturna me trajo el humo y el olor a  leña de otra hoguera. Supe que no estaba sola en la isla. Busqué tu rastro y te encontré. Te espié. Te vi pescar, meditar, contemplar el ir y venir de las olas… Supe que el destino nos había hecho un regalo muy hermoso que no podíamos ignorar… Supe que eras mi alma gemela y me enamoré de ti. Pero ahora tengo miedo. Miedo a que tú prefieras la soledad. Miedo a que tú no me ames como yo te amo a ti.
Pero si me quieres… yo... Yo te estaré esperando cada atardecer sentada en una roca, en el extremo de la isla orientado al ocaso, mirando la puesta de sol.


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