Eduardo Mendoza, flamante premio Planeta

Hombre, me alegro. Pero no creo que lea esa novela, que se titula Riña de gatos, por la sencilla razón de que el Planeta es un premio que me cae gordo y no suelo leerlo. ¡Está tan desprestigiado! Aunque lo cierto es que pocos autores me han hecho reír tanto y de una forma tan sana como Eduardo Mendoza con El misterio de la cripta embrujada, El laberinto de las aceitunas y Sin noticias de Gurb.
Leí La verdad sobre el caso Savolta y La isla inaudita sumida en un estado de fascinada admiración intelectual hacia ese escritor que demostraba poseer un sentido del humor tan irreverente como sutil…
Sí, estoy segura de que Mendoza merece premio, pero, la verdad, yo no me lo imagino para nada (ni a él, ni a ninguno de los que se llevan los premios grandes) imprimiendo el número preceptivo de ejemplares de su manuscrito, encuadernándolos con canutillo o espiral y haciendo con ellos un amoroso paquete sobre el que habrá escrito previamente, con ansiosa expectación, “Para el Premio Planeta”, y luego aguardando a que se lo den o no se lo den, que es lo que hago yo, como muchos, en la misma situación.
No, los premios no funcionan así. Los “grandes” son siempre para los escritores de la casa o para autores mediáticos a los que se desea fichar. Cuestión de márquetin editorial y movimiento de mercados. Me atrevo a pensar, incluso, que los dineretes del premio no se llegan a cobrar nunca en contante. No lo sé a ciencia cierta, pero está claro que todo es chanchullo y que a él no son ajenos los agentes literarios, en su mayoría féminas, de quienes se dice que guardan en la manga la llave del éxito de un autor.
En cuanto a los premios “pequeños”… No sufren la presión que sufren los importantes ni levantan su expectación, pero son un caramelo y no se lo lleva cualquiera, seguro.
Mientras tanto los autores desconocidos –y somos legión—nutrimos con nuestras esperanzas, anhelos de triunfo, esfuerzo e ilusión las estadísticas de participación, siguiendo el juego a la farsa que se montan los grupos editoriales, agazapados siempre tras el nombre del concurso.
A veces me da por pensar que sería bonito que los “anónimos” unidos nos rebeláramos y boicoteáramos todos los premios, dejándolos “vacíos”. A ver a quién se los daban.

2 comentarios:

roberto dijo...

Estoy contigo, desde luego.

Pues nada, que bienvenida a esto de los blogs (por fin te encuentro).

Un beso.

rossy dijo...

A mí Eduardo Mendoza me gusta mucho, pero con los premios Planeta me pasa como a ti ...

Un saludo!