Esclavitud contemporánea

A las 7:33 sonaron los primeros acordes de la banda sonora de Misión Imposible. El señor XX pulsó la tecla verde de su teléfono móvil y contestó a la llamada. Habló con su interlocutor durante varios minutos y mientras hablaba se dirigió al cuarto de baño, orinó, tiró de la cadena y entró en la cocina. Pulsó la tecla roja y dejó el móvil sobre la encimera. Preparó el café y mientras desayunaba el móvil volvió a sonar. Se duchó, se afeitó, se lavó los dientes y se vistió sin dejar de hacer y recibir llamadas. Misión Imposible. Pitidos de teclas. Condujo su coche hablando por el móvil. Saludó a sus compañeros de trabajo hablando por el móvil. Atendió sus asuntos, almorzó, paseó, se tomó una cerveza con los amigos, visitó a sus padres, jugó con sus hijos, cenó, vio un partido de fútbol en la tele, orinó, se lavó los dientes, se acostó, besó a su esposa, copuló con ella y se durmió… hablando por el móvil.
A la mañana siguiente los de la compañía telefónica instalaron una enorme antena en la cabeza del señor XX. 

                      
                  (En la imagen, escultura potencial nº 6, diseño de Adrien Royo)

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