—¿Ha confesado ya?
—Sí.
—¿Y qué…?
—Dice que lo hizo por culpa del tapón del gel de baño.
—¡Por Dios…!
—Que su odio aumentaba cada día al meterse a la ducha y ver el bote de gel destapado.
—Es increíble…
—No tanto. Son cuarenta y dos años de convivencia. Multiplicados por trescientos sesenta y cinco días hacen un total de… quince mil trescientos treinta momentos de odio en aumento. En realidad, lo increíble es que no lo hiciera antes…
1 comentario:
Bueno... Parece que por fin he conseguido que Rafa le ponga el tapón al gel de baño...
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