El escritor que se leía a sí mismo era un hombre muy anciano y se estaba quedando ciego. Pero a pesar de su ceguera seguía ideando historias y emborronando cuartillas con extraños signos que intentaban transcribir esas historias que se le ocurrían.
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Un día cayó en la cuenta de que estaba escribiendo un libro que nadie (ni siquiera él) podría leer nunca. Lo que estoy haciendo ahora, pensó, es algo nuevo, algo importante, algo que no se ha hecho todavía. Literatura ininteligible. Una hermosa paradoja, un concepto de gran belleza.
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El escritor que se leía a sí mismo sonrió y meneó la cabeza. Quizá, al fin y al cabo, murmuró para sí, sea esa condición de ininteligibilidad la verdadera naturaleza, la esencia última de todo cuanto se escribe. Y siguió emborronando cuartillas.
1 comentario:
Inspirador!! Un libro que se escribió con el Alma en cada palabra, transformándolo así en un bello Horrocrux, que nadie, ni siquiera su autor sea capaz de leer y, sin embargo, tan bello y profundo!! El libro más sabio de todas las eras :D
Z A D M O O N
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