Por el hecho de publicar mis libros en formato
electrónico en la tienda Kindle de Amazon recibo, me parece que una vez al mes, el Boletín
informativo de Kindle Direct Publishing con recomendaciones —a veces interesantes—
para los autores, acompañadas de los típicos testimonios de escritores que han
“triunfado” gracias a esta plataforma editorial. Normalmente, los ojeo muy por
encima y los borro del correo a continuación. Pero la recomendación del último
boletín recibido me dio que pensar. La transcribo aquí porque, como se verá,
tiene su chispa:
Descubra su punto fuerte
Por Richard Ridley
Para poder
promocionarse adecuadamente como escritor y crear una marca de autor sólida, es
necesario que tenga total confianza en sus habilidades como escritor. Todos
tenemos diferentes destrezas a la hora de escribir. Descubra qué es lo que
mejor hace y podrá promocionarse de manera más eficaz y con más confianza.
Imagine que ha sido contratado para
escribir un libro como parte de un equipo. Cada miembro del equipo tiene
asignada la tarea de desarrollar un elemento del relato: personajes, diálogos, entornos o trama. Tiene la oportunidad de
elegir qué área le gustaría desarrollar. ¿Cuál elegiría?
Tome los cuatro elementos del relato que se
mencionan más arriba y escriba cada uno en un trozo de papel. Ponga los trozos
de papel en un gorro, agítelo con fuerza, cierre los ojos y elija uno de los
trozos. Imagine que ese elemento es el que determinará su capacidad como
escritor. Escriba la sensación que esto le provoca. Repita el ejercicio tantas
veces como quiera.
Describa en un máximo de 140 caracteres la
diferencia que puede aportar usted como escritor. Asegúrese de que su
descripción sea lo suficientemente clara. Sea humilde pero seguro.
Como me hizo gracia eso de invocar al azar con los
trocitos de papel doblado y toda la parafernalia descrita, decidí realizar el
experimento, aunque no utilicé un gorro (hubiera sido ya “demasié”) sino un
cuenco de cerámica. Y el resultado me sorprendió. No salió lo que yo esperaba,
que hubiera sido “personajes”, sino “diálogos”. Y aunque no escribí la
sensación que me produjo ese descubrimiento (bueno, lo estoy haciendo ahora) sí
que me detuve a pensar. ¿Soy yo una escritora de diálogos? ¿Son los diálogos mi
punto fuerte? Si me pongo a hojear las páginas de las novelas o los relatos que
he escrito, descubro más narración que diálogo, pero de repente me di cuenta de
que yo con los diálogos disfruto mucho, de que realmente me parecen la parte
más divertida del proceso de escritura. A través del diálogo puedes
caracterizar perfectamente a los personajes y aportar mucha información sobre
ellos, sobre sus circunstancias, sobre lo que piensan, sobre lo que hacen, sobre
el entorno en que se mueve la novela y sobre la trama. Y hay una cosa que a mí
me encanta y es lo que yo llamo pensamiento dialogante o diálogo con uno
mismo. Todos mis personajes lo hacen porque… en realidad, yo lo hago
constantemente. Cada vez hablo más conmigo misma, incluso muchas veces en voz
alta. Así que sí, puede que mi forma de plantear los diálogos sea ese punto fuerte
al que alude el texto transcrito.
Como podía repetir el proceso tantas veces cuantas quisiera,
volví a hacer la prueba y esta vez sí que salió “personajes”. Ahí, de primeras,
me siento totalmente de acuerdo. Yo amo a mis personajes. Siempre termino
haciéndome íntima amiga de ellos, incluso de aquellos que encarnan cualidades
menos positivas. A veces he leído libros cuyos autores parecen odiarlos o
despreciarlos. Bueno, pues no es mi caso: yo me enamoro de ellos,
irremediablemente, en cada narración que escribo.
Los últimos papelitos fueron “entorno” y “trama” y
advierto a los posibles lectores de esta entrada de que en el cuenco de cerámica (que no gorro) siempre estuvieron los
cuatro y de que cada vez que escogí uno, cerré los ojos y ninguno salió repe.
Cosas del azar. Con respecto al entorno y a la trama he de decir que siempre intento
currármelos a tope, pero a base de documentarme e intentar racionalizar, con
esquemas y cuadrantes, cuadernitos y cosas así, y que esa es la parte del
proceso de escritura que más engorro me causa. No me salen espontáneos como los
personajes y sus diálogos.
Conclusión: que la chorradita del azar acertó, al
menos en cuanto a mis preferencias, y que animo a cualquier autor que lea esta entrada
a que ponga el procedimiento en práctica. Como mínimo, le servirá de reflexión.
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