El proceso de escritura (2)



Por el hecho de publicar mis libros en formato electrónico en la tienda Kindle de Amazon recibo, me parece que una vez al mes, el Boletín informativo de Kindle Direct Publishing  con recomendaciones —a veces interesantes— para los autores, acompañadas de los típicos testimonios de escritores que han “triunfado” gracias a esta plataforma editorial. Normalmente, los ojeo muy por encima y los borro del correo a continuación. Pero la recomendación del último boletín recibido me dio que pensar. La transcribo aquí porque, como se verá, tiene su chispa:

Descubra su punto fuerte
Por Richard Ridley

Para poder promocionarse adecuadamente como escritor y crear una marca de autor sólida, es necesario que tenga total confianza en sus habilidades como escritor. Todos tenemos diferentes destrezas a la hora de escribir. Descubra qué es lo que mejor hace y podrá promocionarse de manera más eficaz y con más confianza.
    Imagine que ha sido contratado para escribir un libro como parte de un equipo. Cada miembro del equipo tiene asignada la tarea de desarrollar un elemento del relato: personajes, diálogos, entornos o trama. Tiene la oportunidad de elegir qué área le gustaría desarrollar. ¿Cuál elegiría?
    Tome los cuatro elementos del relato que se mencionan más arriba y escriba cada uno en un trozo de papel. Ponga los trozos de papel en un gorro, agítelo con fuerza, cierre los ojos y elija uno de los trozos. Imagine que ese elemento es el que determinará su capacidad como escritor. Escriba la sensación que esto le provoca. Repita el ejercicio tantas veces como quiera.
    Describa en un máximo de 140 caracteres la diferencia que puede aportar usted como escritor. Asegúrese de que su descripción sea lo suficientemente clara. Sea humilde pero seguro.

Como me hizo gracia eso de invocar al azar con los trocitos de papel doblado y toda la parafernalia descrita, decidí realizar el experimento, aunque no utilicé un gorro (hubiera sido ya “demasié”) sino un cuenco de cerámica. Y el resultado me sorprendió. No salió lo que yo esperaba, que hubiera sido “personajes”, sino “diálogos”. Y aunque no escribí la sensación que me produjo ese descubrimiento (bueno, lo estoy haciendo ahora) sí que me detuve a pensar. ¿Soy yo una escritora de diálogos? ¿Son los diálogos mi punto fuerte? Si me pongo a hojear las páginas de las novelas o los relatos que he escrito, descubro más narración que diálogo, pero de repente me di cuenta de que yo con los diálogos disfruto mucho, de que realmente me parecen la parte más divertida del proceso de escritura. A través del diálogo puedes caracterizar perfectamente a los personajes y aportar mucha información sobre ellos, sobre sus circunstancias, sobre lo que piensan, sobre lo que hacen, sobre el entorno en que se mueve la novela y sobre la trama. Y hay una cosa que a mí me encanta y es lo que yo llamo pensamiento dialogante o diálogo con uno mismo. Todos mis personajes lo hacen porque… en realidad, yo lo hago constantemente. Cada vez hablo más conmigo misma, incluso muchas veces en voz alta. Así que sí, puede que mi forma de plantear los diálogos sea ese punto fuerte al que alude el texto transcrito.
Como podía repetir el proceso tantas veces cuantas quisiera, volví a hacer la prueba y esta vez sí que salió “personajes”. Ahí, de primeras, me siento totalmente de acuerdo. Yo amo a mis personajes. Siempre termino haciéndome íntima amiga de ellos, incluso de aquellos que encarnan cualidades menos positivas. A veces he leído libros cuyos autores parecen odiarlos o despreciarlos. Bueno, pues no es mi caso: yo me enamoro de ellos, irremediablemente, en cada narración que escribo.
Los últimos papelitos fueron “entorno” y “trama” y advierto a los posibles lectores de esta entrada de que en el cuenco de cerámica (que no gorro) siempre estuvieron los cuatro y de que cada vez que escogí uno, cerré los ojos y ninguno salió repe. Cosas del azar. Con respecto al entorno y a la trama he de decir que siempre intento currármelos a tope, pero a base de documentarme e intentar racionalizar, con esquemas y cuadrantes, cuadernitos y cosas así, y que esa es la parte del proceso de escritura que más engorro me causa. No me salen espontáneos como los personajes y sus diálogos.
Conclusión: que la chorradita del azar acertó, al menos en cuanto a mis preferencias, y que animo a cualquier autor que lea esta entrada a que ponga el procedimiento en práctica. Como mínimo, le servirá de reflexión.

No hay comentarios: